IAE Revista Alumni – Jerónimo Serafini

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Jerónimo Serafini

El fundador de Anura, una compañía que da servicios de telefonía IP, cuenta cómo impactó en el mercado de las telecomunicaciones el ingreso de un jugador disruptivo.

En tiempos en que el desembarco de Uber en Buenos Aires está en boca de todos, queda más claro que nunca que las innovaciones pueden cambiar las reglas de negocios establecidos. Quien puede dar cuenta de eso es Jerónimo Serafini, que hace 10 años fundó Anura, una compañía que ofrece servicios de telefonía IP y que está desafiando a las gigantes del sector de las telecomunicaciones.

Empezó con un sistema de telefonía IP para locutorios que fue tan exitoso que, según cuenta Serafini, la competencia terminó recomendándolos porque “tiró la toalla”. Y en los últimos años la compañía se está orientando a pymes con otra gran innovación: una central telefónica virtual en la nube que requiere inversión cero y reduce los costos del cliente en telecomunicaciones. El crecimiento fue “a pasos agigantados” y ya están pasando a grandes empresas con el objetivo de triplicar la facturación año tras año, y fundamentalmente con la ambición de reformar las regulaciones del sector, que hoy están al servicio de las grandes empresas.

Las grandes ideas, como siempre, no llegan de la nada. Serafini tuvo una larga trayectoria en el sector de las telecomunicaciones. Después de recibirse de ingeniero electrónico en el ITBA, tuvo experiencias laborales en Telefónica y Ericsson. Pero fueron los ocho años en Lucent los que terminaron de formarlo. De ahí a fundar su propia compañía había un paso, y dos sucesos terminaron de convencerlo. Uno, más traumático, fue un grave accidente de auto. El otro, más estimulante, fue su paso por el IAE, especialmente en el programa NAVES. “Ahí me picó el bichito de que lo mío era ser emprendedor”, recuerda Serafini.

¿Cómo surge la idea de Anura?

Cuando arrancamos en su momento, igual que ahora, estábamos en un mercado que está dominado por dos actores en lo que es las telecomunicaciones, que son Telecom y Telefónica. Nuestro diferenciador es que nosotros somos dueños de las plataformas que después dan servicios de telecomunicaciones. Es decir, mientras Telecom y Telefónica le tienen que comprar a Cisco o a otros proveedores, nuestra plataforma es un software que desarrollamos nosotros. La ventaja de esto es que permite diferenciarte y apuntar a distintos nichos. Nosotros arrancamos con el nicho de locutorios. La compañía tiene 10 años y hace nueve empezamos a desarrollar esta solución para locutorios. Tuvo mucho éxito porque lo que permitía era que el locutorista tuviera otra opción que no fuera Telecom o Telefónica. Con nuestra solución pudo tener una tercera opción que era un servicio a través de Internet que permitía que en el visor de un teléfono IP, la gente viera lo que consume. Así llegamos a ser primeros en participación de mercado, después de que nos decían que era imposible ganarles a Telecom o Telefónica. En ese segmento que está totalmente descuidado; que es la telefonía, pública logramos crecer al punto que no sólo somos primeros en participación de mercado, sino también nos están recomendado competidores porque no quieren dar más el servicio. O sea, un producto innovador hizo que en el mercado muchos tiren la toalla, porque les costaba mucho competir.

Pero cuando arrancamos sabíamos que el mercado de telefonía pública estaba en contracción, no es un mercado atractivo, y aunque hoy nos genere cash, sabemos que en un futuro va a desaparecer. Entonces después de cinco años decidimos hacer una solución para empresas. Lo que hicimos fue desarrollar una central telefónica que está en la nube. Sólo con tener Internet, yo te puedo dar servicio, con todas las funcionalidades de una central telefónica y mucho más, posibilidades mucho más innovadoras. Lo que pasó fue que cuando arrancamos, las empresas no conocían qué es Anura y para acceder al servicio tenían que comprar teléfonos IP, que se enchufan directamente a Internet. Un teléfono IP no baja de 1000 pesos, y una empresa de 20 internos hacía el cálculo y tenía que invertir 20.000 pesos. Entonces hace dos años dijimos “vamos a hacer disruptivos”. Esa es nuestra filosofía, y empezamos a entregar los teléfonos en comodato. Ofrecemos el servicio de central en la nube, te cobramos un abono por la cantidad de internos, que está en el orden de los 50 pesos por interno, y te damos un teléfono IP por cada interno. Eso fue lo que permitió que hoy estemos creciendo a pasos agigantados. Nuestro objetivo es triplicar la facturación año tras año. En locutorios hoy tenemos 1200 de alta facturación y en este servicio de pymes, que ahora están empezando a adoptar empresas más grandes, tenemos 1200 también. Lo que está pasando es que cada vez tenemos clientes más grandes, porque se va corriendo la bola de todo lo que te ahorrás y las funcionalidades que tenés.

¿En qué se diferencia de las empresas que ya tienen teléfonos IP?

La mayoría de esas compañías tienen un sistema híbrido. Tienen que comprar una central IP, que sale un montón de plata, entre 50.000 y 100.000 dólares. Y esa central IP es un híbrido, porque está conectada con líneas que les va a dar Telecom y Telefónica. Lo nuestro es distinto, no hay ninguna central física, está en Internet: tus teléfonos tienen que tener Internet y después no tenés que tener nada físico, no hay que invertir nada.

¿La gran innovación entonces es que la central está en la nube?

Sí, que está en la nube y que no tenés que invertir para tenerla. El tercer punto es que como está en la nube, cada vez que sale una funcionalidad nueva, yo te la doy sin cargo. Lo que busco es generarte adicción. Otras compañías, cada vez que tienen que hacer un cambio en una central telefónica tienen que llamar a un técnico que le haga el mantenimiento. O si tiene que poner más internos, por ahí la central le queda chica y la tiene que cambiar. Muchas veces cuando la gente ve lo que sale y descubre Anura, decide migrar. Y puede reutilizar sus teléfonos IP, porque el abono es más barato si no te los tenemos que dar en comodato. Entonces muchas compañías tienen que lidiar con el proveedor que les mantiene la central, con el proveedor que les vende la central y con el proveedor que les da servicio telefónico, que es Telecom o Telefónica. Con nosotros es todo en uno y tiene cero costo de mantenimiento.

En un país como la Argentina, donde la conectividad puede ser un problema, ¿encuentran dificultades?

Sí y no, depende las zonas. En Capital, Gran Buenos Aires y las grandes ciudades no hay problema, porque la voz ocupa poco en Internet. El problema es regulatorio. El problema está en el interior de Argentina. Hoy somos muy fuertes en GBA, pero si yo quisiera dar servicio en Salta tengo que encarar un montón de equipamiento para dar servicio con numeración de Salta. El segundo problema, que es ridículo y que está pasando, es que hoy existe la portabilidad numérica para celulares, pero no existe para telefonía fija, entonces yo tengo que forzar a mis nuevos clientes a que cambien la numeración. Son cosas que yo creo que este año van a cambiar, porque el número telefónico es un derecho que tiene el usuario. Ese es un tema que nos preocupa, porque hace que en el interior no podamos dar servicio de manera competitiva porque tenemos que invertir un montón de plata porque la regulación está hecha a la medida de las grandes.

Con respecto a este tema, ¿han enfrentado presiones o resistencias de los actores más establecidos que llevan más tiempo en el mercado?

Sí, encontramos, pero tenemos otro problema. Nuestro servicio es de voz sobre Internet, si nos guiamos por la normativa actual, no es un servicio de telecomunicaciones. Sin embargo, esto nos juega en contra, porque estamos en un limbo jurídico. Fijate las asimetrías que te genera, como por ejemplo en el caso de Whatsapp. Whatsapp no factura en la Argentina, no tributa, y sin embargo permite que se realicen comunicaciones. Entonces lo que decimos es que no se nos está dejando competir de manera efectiva contra un Whatsapp, porque por un lado no estoy en la normativa pero por el otro tengo que tener licencia para conseguir la numeración. Hay una nube gris ahí, y nuestro planteo es que blanqueemos cuándo se necesita licencia, cuándo no. Y si Whatsapp o Skype necesitan licencia y no la tienen, bloquea el servicio, o adaptala para que yo no tenga que pagar impuestos que ellos no pagan. Por esto ahora estamos armando un documento donde explicamos por qué necesitamos cuatro cambios regulatorios. Primero, la portabilidad numérica entre fijos y móviles, que desaparezca el 15. El segundo es que desaparezca la larga distancia nacional, porque hoy es más caro llamar a Neuquén que llamar a China. El tercer punto es más técnico, está relacionado con temas de interconexión en Internet y la idea es que baje el costo a los usuarios. Y el cuarto punto es permitir que las pymes entren en la telefonía móvil a través de la figura de operador móvil virtual.

¿Qué es un operador móvil virtual?

Hoy el mercado de la telefonía celular está muy concentrado en pocos actores. Lo que busca la figura de OMV es que un operador como Anura pueda vender servicio. Que haga un acuerdo con algunas de las compañías y pueda vender chips de Anura. Entonces, cuando el abonado está hablando en la calle, está usando infraestructura de esa otra compañía, pero el abonado no lo sabe. El OMV permite tener muchos nichos como que yo puedo tener el mismo número en mi teléfono IP que en mi celular. Cuando estás en la oficina, pagás tarifa fija y cuando te vas, tarifa celular, pero siempre tenés el mismo número.

¿El resto del mundo ya está funcionando así?

Te voy a dar ejemplos concretos. El OMV ya está implementado en Chile y en México. Acá el problema es que como durante una década el Estado estuvo ausente, los grandes grupos económicos se aprovechan de la situación. La culpa no es del chancho si no del que le da de comer, acá el Estado no hizo nada.

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